Sobre mí

En el 2019 me apunté a un Bootcamp deportivo de 6 semanas. Cambié los afters de las 6 am por amaneceres en la playa de la Barceloneta mientras entrenaba con pesas muy pesadas masticando arena y, a la noche, masticaba brócoli hervido, pollo a la plancha y carbohidratos.

En 6 semanas pasé de hacer 3 flexiones seguidas apoyando las rodillas y desplomándome en el suelo a cuál ballenato que ha venido a la orilla a morir, a hacer 5 flexiones sin apoyar las rodillas.

Hice ejercicios de fuerza con las kettlebells tratando de silenciar el taladro mental de;

“Esto no es para ti, ¿Quién te has creído que eres?” 

¿Cuántas cosas me habría dicho en la vida que no sería capaz de hacer y por eso ni siquiera lo intenté? 


En el 2020 empecé a meditar. Dos minutos dentro parecían 2 horas. Me picaba todo, soplaba, mi mente revolucionada disparaba un sin fin de tareas pendientes que me taladraban a ritmo frenético el cerebro, pasado, futuro, el eterno baile entre el miedo y la ansiedad;

“Lo estás haciendo fatal, así no se medita” me repetía. “¿Vas de mística iluminada?”

Un día, mi profesora de yoga me dijo que así como respiramos es como vivimos. En ese momento pensé ¡Respiro de puta madre, vivo de puta madre! Lo cierto es que no conocía otra forma de vivir. Jamás estuve en otro cuerpo por lo que no tenía para comparar. Tres años más tarde, profundizando en la observación de mi respiración me di cuenta de que respiraba con apneas. Respiraba de pecho, no de vientre. Respiraba ahogada, ansiosa y encima, sin ser siquiera consciente de ello.

Cambiando celebraciones nocturnas por disciplina matutina.

Mi vida tenía el foco de puertas para fuera. No sabía que el alboroto externo era solo un reflejo de la desregulación interna. Mi sistema nervioso era igualito a las fiestas de mi pueblo la noche del chupinazo. Enfocada en conseguir afecto, validación y seguridad externa a base del tener y en base a los logros externos. Una vida liderada desde el miedo y desde la carencia, centrada en el lograr, en el conseguir y en el hacer, era la que dirigía el barco. Era un hacer-humano, no un ser-humano.

Yo corría, como pollo sin cabeza, a todos lados, que es lo mismo que a ningún lado.

Vacilaba de ritmo de vida frenético, mujer independiente, empoderada y “exitosa”. Creía que estaba en la cresta de la ola pero lo cierto es que estaba ahogándome en la ola, sin darme cuenta.

Inconscientemente creía que mi valor como persona estaba en los logros, en los números, en lo que los otros opinaban de mí, hasta que mi propio cuerpo me paró. Toqué fondo y caí en un maravilloso burnout. Era adicta al cortisol. Entendí que el verdadero éxito no tenía nada que ver con lo que conseguía, sino con cómo me sentía. Debido a la desconexión con mi cuerpo, yo, no podía sentir nada. Pensaba que sí.

Había vivido durante 34 años con ansiedad crónica y ni siquiera era consciente de ello.

Estaba tan desconectada de mi cuerpo y tan enchufada al piloto automático de mi mente que por mucho que el cuerpo gritara no lograba escucharlo. Dejé el sector lujo, mi identidad laboral y mi zona de comfort para emprender, sin saberlo, el viaje más importante: el de vuelta a mí.

Mazunte, México, 11 Enero 2023

Puse mi apartamento de 54m2 en alquiler, me despedí de mi trabajo de +8 años, ese con el que me identificaba como “Directora” y que lo había cuidado con el mismo cariño con el que cuidaría a un recién nacido, mis amigos de toda la vida y esos espacios que frecuentaba que me daban sensación de hogar, de pertenecer a algún lado. Cogí una maleta de mano y una mochila y me fuí. Tenía algunos ahorros, cero ingresos al mes y muchas ganas de sentirme libre. De respirar.

México, Guatemala, Costa Rica, Italia, Baja California, California, Nueva York, la India, Bali, Lombok, Gili, Miami…

A pesar de que llevaba años formándome en Coaching con PNL (eterna apasionada del crecimiento personal) y apuntándome a todos los talleres que llegaban a mis orejas, no fue hasta Abril del 2023 que hubo otro gran punto de inflexión. Me apunté a un retiro de 8 días y 7 noches que marcaría un antes y un después. Es gracioso porque justo un año antes, había lanzado Eleven (la firma de Retiros) y fue entonces, en ese retiro, cuando descubrí que la que necesitaba unos cuantos retiros era yo.

Entendí que había estado viviendo dominada por el miedo y que este iba de la mano del juicio, la comparación, el control, el estrés, la prisa, el ansia, la manipulación y la división. El miedo oprime, te hace estar tenso, cerrado y angusitado. Si no hay confianza no puede haber obertura ni expansión o evolución.

Aprendí que llevaba toda mi vida bloqueando, suprimiendo y parcheando emociones desagradables de sentir y que no había tenido tiempo para invertir en salud emocional. Que toda la vida había estado tapando como realmente me sentía y desconocía muchas partes de mi historia que habían quedado en un baul oscuro, cerrado con llave. Vivir en modo supervivencia no es vivir.

Me di cuenta de que había estado pintando el blanco lienzo de mi vida con una paleta de 5 colores, 2 oscuros y 3 vivos. A temprana edad identifiqué que mi mascara alegre 24/7 sería siempre aplaudida por los demás por lo que salía a la calle con ella puesta y me mimeticé. Si era divertida la mayor parte del tiempo todos me querrían, y sí, es cierto, “todos” me querían, todos, menos yo.

Entré en ese retiro con 5 lápices de colores y salí con más del doble Era solo el inicio.

Ahora entiendo la frase de Allan Watts que dice, 

“If you only see 5 colors, you are blind”

fuck, I was blind. 

Fueron casi dos años de viajes, ceremonias, terapias varias y un profundo proceso de introspección, descubrimiento, transformación, sanación interior y liberación exterior.

En un colectivo cruzando frontera México - Guatemala, Febrero 2023

Mientras descubría mundo descubría partes de mí que habían estado enterradas en mi subconsciente.

Entendí que la libertad que tanto buscaba no estaba en los destinos que visitaba, estaba mucho más cerca. Mucho más dentro.

Me había ido a conocer mundo, pero, sin saberlo, me fui a conocerme un poco más a mí.

Me despojé de las expectativas externas, decepcionar a mis padres por no seguir los estándares que la sociedad dicta y empezar a escucharme, a respetarme, a valorarme, a priorizarme.

En definitiva, a quererme.

Volcán Acatenango - Guatemala, Marzo 2023

Los viajes externos se convirtieron en una metáfora del viaje interno.

Tiempo a la solitud. Introspección, auto-escucha, silencio, autoconocimiento, explorar el placer de la lentitud. Empezar a conectar con mi cuerpo, ansioso por tantos años, silenciando cada vez más el ruido mental.

Empezar a sentir fue empezar a vivir. Volví a respirar como un bebé cuando sale del vientre su madre. Con ese llanto, con esa primera inhalación.

Mi cuerpo había estado “sobreviviendo”.

Hoy, dos años más tarde, he vuelto a la ciudad, parece que han pasado veinte años desde que dejé mi trabajo y mi vida de antes. Medito una hora cada día y estoy tan bien dentro que hay días que brotan lagrimas de alegría de mis ojos y deseo meditar más tiempo, pero luego recuerdo que crear desde ese estado es lo que deseo.

Me gusta meditar, meditar es estar conmigo. Antes, me angustiaba estar 2 minutos conmigo.

Hay cosas que no han cambiado: Sigo sin pareja, sin piso de propiedad, sin un ingreso estable. Aún y así, me siento mas rica que nunca. Mas conectada a la vida. Estoy invirtiendo energía, tiempo y dinero en mimar la relación más importante de toda mi vida, esa que tanto había descuidado durante tantos años, la relación conmigo misma.

Recientemente he iniciado otro viaje, Gestalt (Terapia con enfoque humanista), ese viaje es solo para dentro y a más dentro voy menos me importa fuera donde estoy. Porque cada vez me siento mejor. Estoy más centrada, conmigo. Ya no necesito huir de mi. Sino, enfrentarme a mi. Observarme con mirada de niño curioso, sin juicio. Siento que estoy creciendo mucho en comprensión y, por ende, en compasión. En definitiva, en amor. Me cuestiono mas las cosas, me victimizo menos y me responsabilizo más. Intento no proyectarme en los demás y estar más pendiente de mis mecanismos de evitación. Intento estar arrelada en mi para poder ser más suave, honesta y amable con los demás.

Lago Atitlán - Guatemala, Marzo 2023

Entusiasta emprendedora insaciable, creo proyectos que nacen de la boca del estómago y pasan por el corazón. Invierto lo más valioso que tengo (el tiempo y la energía) a lo que me entusiasma más, seguir formándome y poder crear a diario.

Deseo dedicar mi vida a acompañar a otros en ese mismo viaje de transformación personal a través de las experiencias que organizo para su mas plena expansión y evolución personal.

Aprendí que, lo de fuera no es nada más que un reflejo de cómo está dentro y que, cuando “ordenas y limpias” dentro, lo de fuera se pone en su sitio.

Entendí que las relaciones que construya en mi vida serán tan buenas o tan mediocres como la que tenga conmigo misma.

La existencia no es más que un juego y había venido a jugar.

Mi misión: Acompañarte a que te encuentres en medio del caos que el mundo occidental nos brinda a ritmo agitado, a conectar con esa libertad que habita en ti e incentivarte a que te vivas desde tu verdad, sin juicios, etiquetas ni miedo de ser tu mismo. 

La Fortuna, Costa Rica, Abril 2023

“Toda la paz que encontrarás en la cima de la montaña es aquella que trajiste contigo.”